Este relato bien podría tener otros títulos, cómo «Historia de la conquista de mi parto», así en plan épico; o también podría ser «Parto Vaginal Después de Cesárea, SI Se Puede».
Elia nació el 4 de abril de 2009 a las 8,15 de la mañana, serena, con el ceño algo fruncido y una sonrisa, comenzó a respirar tendida sobre mi vientre .El día 3 cuando iba a por mi hijo mayor al cole sentí un pequeño pinchazo en la parte baja del útero, a partir de ese momento empecé a tener pequeñas contracciones dolorosas cada 15 min aproximadamente, el dolor duraba muy poco. Con mi primer hijo, Mario, no me puse de parto, me lo indujeron en la semana 41 y acabó en cesárea. Previo al embarazo de Elia y tambien durante, había estando dándole sentido a la vivencia de la cesárea, y cuando se iniciaron las contracciones me repetia cual mantra «no pasa nada, todo normal, mi cuerpo está diseñado para parir», así me mantenía en la «normalidad». No queria ponerle mente… confío en mi cuerpo en su capacidad… seguí con mi rutina de siempre, recogí a Mario del cole, comimos, me eché un rato y al despertar las contracciones eran cada 10 min. Seguí con la actitud de normalidad total, me fui de paseo con Mario al parque, y volvimos a casa con tres niños mas, amiguit@s de Mario.
Sobre las 6 de la tarde, cuando me aseguré de que había ritmo en las contracciones, avisé al papá de Elia de que ella estaba lista para salir, él estaba en Madrid. Le conté que se había iniciado el preparto, que las contracciones que llevaba sintiendo unos días habían empezado a ser dolorosas, la frecuencia entre cada una iba disminuyendo y la intensidad del dolor aumentando. Mientras el papá de Elia venía y caía la noche estuve jugando con Mario y sus amig@s. Las contracciones ya eran cada 6 minutos. Vinieron los papas de los niñxs a recogerlos, con ganas de conversación, les conté el panorama… son buenos amig@s, así es que me entendieron perfectamente, se marcharon con sus hijos no sin antes ofrecerme su disposición para ayudar en lo que necesitase.
Y me dispuse a hacer una tortilla de patatas, que habría que cenar, no?? … ya cuando venía una contracción me tenía que parar, el dolor iba increchendo. Cuando llegó mi pareja y me vio cocinando, charlando e incluso bromeando, me preguntó incrédulo si tenía contracciones. En aquel momento sucedían cada 4 minutos y ya dolían bastante, podía sostenerme en ellas.
Iba a dar a luz en el Hospital Campo Arañuelo de Navalmoral de la Mata, el mismo hospital en el que nació Mario por cesárea. En el quinto mes del embarazo de Elia, en una revisión de rutina, el ginecólogo quiso programar una cesárea por «cesárea previa» y me negué a programarla, quería por lo menos ofrecer la oportunidad a Elia de nacer por la vía natural, quería darme la oportunidad de parir. Así que un mes antes de la fecha probable de parto presenté un Plan de Parto que generó bastante polémica entre el equipo médico que atiende los partos y nacimientos en ese hospital. Tuve la suerte de contar con el apoyo de Antonio Borja, jefe del equipo de matronas en ese momento, que recibió mi plan de parto como ayuda a su propio impulso de humanizar los nacimientos que atendían.
22 h y con contracciones cada 4 minutos no quería ir al hospital todavía, no quería arriesgarme ….más tiempo en el hospital, más expuesta a medicalización e intervenciones. Supongo que como consecuencia de mi Plan de Parto, mis últimas visitas al hospital habían sido bastante incómodas. Fueron groseros conmigo, hacían comentarios del tipo » ésta es la de la pelotita y la música» ó «claro….cómo tu lees mucho, crees que sabes más que nosotros…» En la semana 40 tras una ecografía y una estimación del tamaño y peso de Elia, me dijeron que tenía un retraso de crecimiento, que estaba más pequeña de lo normal y que si no me ponía de parto ya, en la semana 41 me practicarían una cesárea…. Si no hubiese estado informada y sabiendo que un retraso de crecimiento no se diagnostica así, me hubiese dejado hacer una cesárea en ese momento. Aún a pesar de tener la información, de poder discernir que ese diagnóstico era erroneo, el susto te lo dan.
Dos días después de ese incidente el parto se inició, el plan de parto presentado dió su resultado.
A las 12:30 de la noche llamé a mis padres para contarles que estábamos de parto, en un rato nos iríamos al hospital, las contracciones eran cada 3 minutos y el dolor duraba unos 35 segundos, todo muy cronometrado por el papá de la criatura. Enseguida llegaron a casa y yo me metí en el baño, quería estar sola, me depilé las cejas y me duché, muucho rato bajo el agua caliente. Después de la ducha las contracciones se espaciaron, eran cada 4 minutos. Mi madre insistió en que salieramos para el hospital, pero yo aún no queria ir, así que después de un rato de estar los 4 sentados en la cocina mis padres se marcharon a su casa.
Me metí en la cama, al momento las contracciones volvieron impetuosas, cada 2 o 3 minutos y ya dolían bastante, me seguía sosteniendo. El papá de Elia cronometrando sin quitarme la vista de encima, veía que ya el dolor duraba mucho, que mi cara se transformaba.
Eran las 3 menos cuarto de la madrugada cuando salimos de casa, llegamos al hospital a las 3.3 de la noche. Me preguntaron si estaba de parto y la respuesta fué muy corporal… una contracción intensa y plafff: rompí aguas ahí mismo!! … que sensación tan increíble, tan incontrolable !!!
La matrona y la enfermera me acompañaron a la zona de dilatación, al baño para que me cambiara de ropa, y me dejaron sola. Las contracciones después de romper aguas eran muy seguidas, muy intensas…cada vez que llegaba una no podía hacer nada…no podía quitarme la ropa mojada…no se cuanto tiempo pasó, a mi se me hizo eterno hasta que dejaron entrar al padre de Elia y me ayudó a desvestirme. Empezaba a no sostener el dolor. No sentía descanso entre contracción y contracción, no me daba tiempo a reponerme entre una y otra, me sentía muy tensa, cuando estaba de pie, me ponía de puntillas gritaba, gemía. Me senté en el water agarrada al padre de la criatura, chillando con cada contracción mordiendo su ropa….definitivamente no sostenía el dolor.
La matrona me hizo el primero de los dos tactos, muy respetuosa y delicada, estaba dilatada de 4 cm. El parto viento en popa y no soportaba el dolor. Hubiese sido un momento ideal para una ducha caliente, una sala insonorizada donde poder soltar la voz….no había nada de eso y todo era dolor. Hablamos con la matrona y pedí la epidural, vino la anestesista, malhumorada quizás por la hora que era, saco al papá de la habitación y me pusieron una analgesia que llamó peridual. Después del analgésico seguía sintiendo las contracciones e incluso seguían doliendo, pero la frecuencia había bajado y ahora había descanso entre contracción y contracción.
El tiempo se paró, las contracciones seguían, la matrona fue como un hada madrina, llegando en momentos precisos, sabiendo cuando dejarnos a solas y también supo defender su posición ante el ginecólogo que se acercó. Quería monitorizarme por dentro y yo me negué en todo momento, con las contracciones se iba el latido fetal y el monitor externo cogía mi propio latido, entonces este señor me decía » te advierto que esto es muy peligroso, el bb baja las pulsaciones a 90…» menos mal que la matrona intervino, sabia q ese no era el latido de mi hija sino el mío y se lo hacía saber.
Me sentía segura y a salvo, todo iba bien, estaba entregada al proceso.
Creo q la epidural me la pusieron a las 4.3 o así, a las 6 de la mañana la dilatación era completa. Elia aún estaba muy arriba en el canal de parto así es que estuve caminando, la matrona me pidió que empujase, yo no tenía ganas de empujar, pero bueno, la hice un poquito de caso. Pasaron dos horas desde que la dilatación fue completa hasta la salida de Elia. En ese rato, de una forma espontánea recordaba estas imágenes, y visualizaba a Elia bajando…. «Ella Sabe, todo está bien….lo estas haciendo muy bien cariño»
A las 8 de la mañana fuimos al paritorio y casi que estrenábamos una nueva cama de partos. Estaba sentada, como si estuviese en cuclillas, probé un par de posturas hasta encontrar la más cómoda. La matrona sentada frente a mí, tranquila y paciente, Elia ya estaba coronando, yo empujaba y sentía q me partía por la mitad, la vulva me ardía, me escocia…sentí un miedo increíble a romperme literalmente por la mitad, llamadme exagerada…pero me creía morir y por momentos dejé de empujar… una parada…la matrona me dice que si no empujo tendremos que ir a quirófano, que ya esperamos mucho…que no puedo parar ahora…. vale, estoy dispuesta a vivir todo este miedo…. y Elia asomó su cabecita, giró y salió completa….Impresionante sensación!!! Indescriptible.
La pusieron en mi vientre y yo empecé a reír, a medio llorar. Elia me miraba con sus ojos inmensos, súper abiertos con expresión de sorpresa, con el ceño fruncido y una sonrisa. No lloró. Esa mirada, esa sonrisa, la mirada entre su padre y yo…comenzó a respirar suavemente, emitió un sonido tranquilo y entonces pinzaron el cordón umbilical, tal y como nosotros pedimos.
No me hicieron episotomía, me pidieron consentimiento para las siguientes intervenciones, no se llevaron a Elia mas que unos pocos minutos y su padre la acompañó, se agarró al pecho nada mas nacer, estuvimos piel con piel mucho rato. El ginecólogo que volvió a aparecer al final del acto dijo que que había tenido suerte, ¿¿Suerte??? esto no ha sido suerte, sino fisiología.
Elia nació con 3,110kg y midió 49 cm, de lo más normal.
Salimos del paritorio con la niña agarrada a mi pecho, se quedó dormida y en todo el día usamos la cunita que nos trajeron, mucho rato cuerpo a cuerpo, todo el dia sostenida en brazos y en el regazo.
Nació en Semana Santa y tuvimos la dicha de compartir un precioso encuentro de reconocimiento mutuo, de derramamiento de Amor en sentido metafórico y literal, por que la leche subió en seguida, Elia mamaba a demanda, dormía placidamente, no tuvo colicos ni nada parecido…vivimos una preciosa Luna de Miel… y yo me sentí poderosa.
Cuando ella era mas pequeña me pedia muchas veces que le contara como nació. En una de las ocasiones escuchaba atentamente y en el momento que le narraba como salió de mi cuerpo, ella me paró para decir: » entonces yo salí y tú te convertiste en madre». Así es que llegó Elia, decidida y precisa, alegre como el Sol en primavera.
¿ Te gustaría compartir el relato de tu parto ? Te invito a escribirlo, a que me lo envíes a douladaraluz@gmail.com. Yo me comprometo a publicarlo. Compartir es vivir y nuestra experiencia puede alumbrar otras, cuanto menos habremos plasmado para la posteridad la historia de cómo nació y pariste a tu hijx.
Gracias por pasar por aquí.
Para redactar este artículo me he basado en un relato que escribí un mes y medio despues del nacimiento de Elia para el grupo de correos «Apoyo Cesareas». Por todo el apoyo que me brindó participar en esta lista, millones de gracias.
Imágenes del libro: Cartilla para dar a Luz. CONSUELO RUIZ.
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